sábado, 23 de febrero de 2013

Luis Armando Mola Insignares





Abogado egresado de la Facultad de Derecho de la Corporación Universitaria de la Costa. Especializado en Derecho Administrativo en la Universidad Libre de Colombia.  Ha publicado los libros Poemas secretos, 1995; Ecos y sombras, 1999; e Hija-Arte, 2012.  Se ha desempeñado como abogado litigante en el campo del Derecho Civil y Administrativo, y ha sido asesor y consultor jurídico de entidades públicas y territoriales.  En la actualidad es el director general de CORFINANZAS JURÍDICA SAS, empresa de su propiedad dedicada a las asesorías jurídicas y financieras en el sector público y privado.


AQUELARRE
En la penumbra de la misteriosa noche,
esos momentos en que el poeta
se vuelca exclusivo y solitario,
empiezan su temor e inspiración
a darle sentido al verso, a su vida.
Ahonda en  secretos metafísicos,
expresa  sentimientos abstractos
y emociones repentinas,
quiere decir muchas cosas a la vez,
a veces de forma rítmica, musical,
otras se subleva a la verdad
sin importar la reverencia,
porque turban y contaminan
su mente y pensamiento.
Deben moderarse, también es propenso
a decir las cosas crudamente,
a ratos, odia las reuniones de gente
que algunos llaman sociales,
porque en ellas encuentra la diversidad
mas amplia de brujas y hechiceros
donde se tejen ardides y celadas,
no sabría explicarlo pues
se conjetura en cábalas
se desdibuja en sofismas,
al poeta lo malinterpretan, 
pocos o casi nadie lo entiende,
cree contar con alguien
y siempre se topa consigo mismo.



POEMA DE LA RISA Y LA LOCURA
¡Creen que estoy loco porque río de todo!
No! la risa me retiene la locura en un rincón,
es sano todo lo que permita hilaridad,
sin ofender a Dios ni a nadie.

La risa calma los estados depresivos,
endulza y retoza el corazón,
es la expresión de un rechazo en cierto modo,
sin ofender a Dios ni a nadie

La risa: protesta inocua y elegante
contra todos, contra el mundo
si debes combatirlo a risas,
sin ofender a Dios ni a nadie.

Es un antídoto contra la rabia
insolente y sórdida, me apaga
el alma humeante, me acoraza
la pleura de alegría, me río absorto,
sin ofender a Dios ni a nadie.

Si me río de todo o si me río de nada,
por una emoción así sea imprudente,
por una reacción de nervios crispados,
a mis sentidos le hace bien reírse,
así digan que he perdido el juicio.
 
Me rio con Dios sin ofender a nadie.


EPÍSTOLA AL UNIVERSO
Sublime, superlativo agrado
el que me causa tu planeta personal.
Un pie de paciencia prójimo mío
y un marchar frontal el de tu mente,
¡consérvala!: es importante
contener la calma en la materia.

Probidad de alma, mucho más brío,
cartesiano método en filosofal cuestión,
muestra tu sistema, se un lineal alumno,
que así nos conviene a todos jugar hoy.

Es superfluo revivir los malos ratos
cuando resquebrajan nuestro honor,
es mejor desistir que ir tambaleando
y recuerda:
oponle a la muerte tu vigor
espeluznante,
que eres de hierro
y por tanto de sangre superior.

Entiende la técnica, refuerza tu fuerza,
tente respeto y admiración,
que la zalagarda
de tus propios males,
es el contubernio de la daga y el arpón.

¡Salve el buey la infructuosa extensión!
si fueron los ayeres apócrifos,
fragosos, volcánicos, oceánicos;
si son los presentes de metáforas,
hoscos, infaustos, hostigantes;
vendrán misivos los mañanas,
bondadosos, escénicos, florecientes,
proclives, culminantes...

¡Sigamos con estos mismos
bien puestos pantalones..!


GRANDEZA Y PENSAMIENTO
 “padre”

Quiero expresar en coro la grandeza,
quiero expresar puro el pensamiento,
mi palabra es empírica certeza,
mi querer, alcanzar conocimiento.

Quiero expresar lo acuoso del fruto,
quiero expresar la sapiencia del bruto,
mi palabra lo dice y lo sostengo,
mi querer, es de estirpe y abolengo.

Expresaría no sabrían cuantas cosas,
con franca dicción de versos y de prosas,
la verdad, clara en dignidad doctrinal,

la belleza, en su apariencia natural...
¡Prosigamos mi hueste, sin reverso,
que este universo es tan sólo un verso!


SIAMESAS
Decirlo no basta,
vivirlo o morirlo
para al menos saberlo.
Unidas siempre las dos
la una—llórase a copas,
la otra—bríndase en llanto.

Existe en el acervo
un color blanco, un color negro.
¡Un diente
que muestra el blanco sano!
¡Un diente
que muestra el negro enfermo!
¡Un bronquio
que tiene el blanco oxígeno
de la alegría!
¡Un bronquio
que tiene el negro óxido
de la tristeza!

Me exhumo y finamente lúcido
traigo a mi pensamiento en cólera
¿por qué no viviré — sine die mortis—
los empíricos sucesos
con la que me sostengo
si, astrosos o dichosos,
siempre damos la cara?

Y quiere venir con sus avatares
luctuosos la que me quiebra las piernas,
y la jugué con su horrible manto oscuro,
con su hoz, con sus fintas...

Cada una unida a la otra
pero, cada cual tiene en
el tiempo su momento.
Compartiendo conmigo, la noble,
mis frustrados intentos,
y medroso que esté
robándome, la pérfida, mis
últimos suspiros de aliento.
(A pesar, quién lo dudaría,
hermanas son de Santo y Padre nuestro).

¡Paradoja!
Aunque no se crea así son ellas,
anverso y reverso
La una—quiere quedarse conmigo,
La otra—quiere llevarme con ella,
así son y ellas son
la vida y la muerte!



CREO VIVIRE DE POCO Y MORIRE DE MUCHO...
Creo viviré de poco
y moriré de mucho,
soy guerrero que por la vida lucho;
desde que nací vivo de mi muerte,
y de mi muerte vivo
por mi rehusada suerte.

Vivir jocoso un mundo aparte
alejado de mis nimios detractores,
los que quieren robarse mis honores,
esos que son gusanos por buen arte,
causantes de denuestos y de horrores,
y darles lo que se merecen
parte a parte.

En la sien, me hostiga la impaciencia
por alejarme del tumulto y del barullo;
quiero vivir sólo
con mis libros y el orgullo
de morir, sin cargos
y limpieza de conciencia.


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