sábado, 23 de febrero de 2013

FuadMuvdiChaín




Nacido en Beit-Jala, Palestina en 1930 y nacionalizado colombiano en 1964. Médico Cirujano de la Universidad Javeriana, especializado como Dermatologo. Miembro de la Asociación de Escritores del Caribe. Profesor de las universidades Javeriana (Bogotá); Libre, del Norte y Metropolitana (Barranquilla). Ha publicado los libros: El poder de la infamía (1990); Cuento y poesía (1991); Vuelo rasante (1993); Canto de amor y penas (1995); El Emigrante (1995); Luces y sombras (2001); Aventura fatal (2003); Éxodo (2006) y Campechanadas y otros poemas (2008).


PALESTINA
Aquellos pequeñines, absortos en la lucha,
sin comprender la causa de su partida triste,
crecieron con el tiempo, asilados, distantes,
y aquellos valerosos que promesas no escuchan,
defienden hoy la tierra con la piedra que afilan
mientras del otro lado las metrallas no callan.

La lucha es desigual, pero la causa es justa,
por las rutas desiertas, sus voces desafinan,
clamando al cielo santo, su justicia divina.
Defienden como pueden, aquel terruño sacro,
que vio nacer a Cristo, a José María,
donde nacieron sus padres, sus abuelos, su estirpe
y al cual desean pronto, sus hijos regresar.

Y sin tintas de sangre, de lágrimas, de duelo,
escribirán la historia que con ardor se escribe
de su eterna morada, llamada Palestina.
El mundo no permite que su nombre se olvide,
ni que sus hijos huyan, sin hogar ni consuelo.

La paz de aquella tierra nos parece inminente
conviviendo los credos, las costumbres, su gente,
bajo el respeto mutuo que los seres se deben,
forjando su futuro, con la fe campesina,
cambiando los fusiles y la piedra afilada
por la pica, la pala y la tierra acerada,
por la siembra, el injerto y el riego permanente
que gota a gota nutra la tierra Palestina.

Que se amplíen los colegios, las universidades,
que la industria florezca, el comercio, la fe,
que los mares y ríos el sustento prodiguen,
que los peregrinos sin temor se postren
ante los altares del niño de Belén,
ante las iglesias allá en Nazaret
en el lago hermosos de Cafarnaúm,
o el Santo Sepulcro de Jerusalén.


SOFÍA
Su nombre y su figura son muy breves
Y su mente ahora inicia el desarrollo,
Comienza a demostrar sabiduría
Haciendo honor al nombre de Sofía

es una nena encantadora y grácil,
dotada de belleza y de talento
y yo, como su abuelo, muy contento,
viéndola crecer hermosa y ágil.

Un abuelo no tiene predilectos,
los nietos son los nietos, punto
por ellos siempre vivimos sin lamentos
escuchando su eterno contrapunto

por todos ellos mi vida yo daría
con amor, muchos versos brotarían
pero, un día como hoy, octubre 17
dedico este poema a mi Sofía.


SI YO PUDIERA
Si yo pudiera acceder al poderoso,
me acercaría emocionado y tembloroso
implorando su ayuda a mi país miedoso.

Si yo pudiera con mi pluma y verbo,
convencer a los violentos que ya cesen
los actos inhumanos y que dejen

crecer a nuestros hijos sin su ejemplo,
Que corroe las entrañas de esta tierra.
si yo pudiera, acabar con esta guerra

que nada nos conduce y nos desangra,
devolvería la paz, hoy tan esquiva,
levantando mi frente muy altiva,

Por el logro mejor de mi existencia.
Si yo pudiera, distribuir la tierra,
y la riqueza en forma diferente,

donde todos vivir mejor pudieran,
dedicaría mi esfuerzo permanente
hasta llegar al día en que se abrieran

de par en par las puertas del progreso,
donde todos encuentren, trabajo, buen ingreso,
salud, educación, solaz sin miedo.

Si yo pudiera…


UNA MUJER ASÍ
Quien es aquella mujer radiante y bella,
que en su cálido regazo nos arrulla.
Que su seno nos brinda generosa
hasta agotarlo, en actitud piadosa?

Quién es esa mujer cálida y pura
que vela nuestro sueño cada noche,
que alegre nos brinda su ternura
sin mezquindad y sin ningún reproche?

Una mujer así, no hay más que una:
la que jamás cobró por sus bondades,
la que me dio la vida de su vida.

La que atenta cuidó mis mocedades
y alentó mi existir, día tras día.
Una mujer así, tan solo hay una.


ÉXODO
Ahí van, en estoica caravana,
dejando atrás sus covachas destruidas,
sus seres más queridos, masacrados
yacentes en las calles aún sin sepultura.

Ahí van, los niños con su llanto,
hambrientos y desnudos,
los padres sollozando, con ira contenida,
aumentando la cauda de los decepcionados.

Ahí van, las victimas eternas
maldiciendo en silencio
después de abandonar
su tierra y sus harapos.

Ahí van, en busca de otros lares
sin armas asesinas, sin balas, sin metralla,
sin minas quiebrapatas inicuas y cobardes
donde puedan, por fin, la tierra cultivar.

Ahí van, tal vez enloquecidos
por gran incertidumbre, por miedo,
por el dolor inmenso por sus seres queridos,
vilmente asesinados. Van rezando su credo.

Ahí van, no sólo los del campo
hastiados de violencia y de miseria:
también huyen las mentes preparadas
en centros superiores, ahí van,
buscando su futuro después de comprobar
que su título ansiado, difícil y costoso
no les sirve de nada en un “país de cafres”
donde las vidas cesan cegadas por cobardes.

Ahí van, asidos de la mano balbuciendo miedosos
plegarias que conocen desde tiempos remotos
que se oyen como un himno de olvido, fe, esperanza.

Ahí van, sin que una pitonisa
les leyera la suerte antes de atar bártulos,
sin saber si la fuga, cambiará su destino.

Unámonos a ellos en sus rezos
pidiéndole al creador que nos proteja,
que nos cambie tantos lustros de violencia,
por una patria digna, donde nuestros hijos,

No sean secuestrados, violados, asesinados,
donde tengan saber, salud, un techo,
Una vida fecunda, salarios bien ganados.
Es apenas lo justo, es tan sólo un derecho.

Ahí van, ojalá la esperanza de vivir en su patria
renazca con el tiempo y puedan regresar
A sus lares queridos con paz, trabajo y nido.
Con mis preces me uno a la triste caravana.

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